sábado, 5 de agosto de 2006

Responsabilidad.

El proceso que sufre un ser humano común y corriente que decide convertirse en un luchador, es un camino largo y tortuoso, que trae muchísimas satisfacciones, pero que también tiene una carga mayor de responsabilidades, pues por la complejidad y peligrosidad implícita en el deporte de la lucha libre, los gladiadores deben tener una exhaustiva preparación física atlética, un conocimiento absoluto de la seguridad arriba y debajo del ring, además de conocimientos de mercadotecnia aunque sean básicos, además de diseño de personaje y de alguna misión especial que se quiera cumplir.

Se vuelve uno responsable porque los contendientes, sean rudos o técnicos, depositan su confianza en nuestra habilidad y conocimiento, pues una llave, un golpe o un lance mal aplicado podría causar daños irreversibles, y catastróficos a un compañero o peor aún, a alguien del público. Créanmelo, así de peligroso es el deporte.

Responsabilidad en que tenemos que ser ciudadanos ejemplares ya sea arriba o abajo del ring, predicando con el ejemplo todo lo que hacemos o queremos transmitir, También implica ser responsable de los que uno quiere pues la separación familiar está en todas las giras, por eso es muy necesario asimilar esa gran responsabilidad.

Esa responsabilidad también significa amar la lucha libre.

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