Crónica de una Lucha (La Paz) Parte IV
Por fin había terminado la primera caída de esta lucha, mi debut ante el público de La Paz. La verdad es que estoy extenuado y me falta energía para poder continuar. Espero que este descanso sea de al menos un par de minutos... volteo... chin, no hay agua... sigo arriba del ring y falta mucho. Mi contendiente me mira fijamente, no me quita el ojo, caray, nervioso, deshidratado, con mi condición física mermada y aparte este Ecocidio no me deja.
Es más, toda la preparación física que podría presumir, está ausente. Incluso aquella que me permite recorrer el árido paisaje sudcaliforniano en bici de montaña o la que me permite aguantar casi 5 minutos sin respirar bajo el agua. Esa, se fué, me dejó en este ring.
Cuando menos lo esperaba, el anunciador, tras unos brevísimos.... 12 segundos y medio, aventó la segunda caída, mi aliento estaba... en otra parte, no en mí. En fin, tenía que echarle los kilos para ganar dos al hilo o me iba a cargar pifas. Estaba yo en mis pensamientos cuando de pronto se acerca Ecocidio y me planta un derribe...
Iba yo a tener que hacer algo por esa situación. En el piso era yo víctima fácil y más aún cuando mi condición estaba mermada y necesitaba yo ganar la caída. Hice una plancha, luego me levanté, le dí una toreada y lo saqué del ring, eso me iba a comprar unos segundos que necesitaba para que el oxígeno de nuevo llegara a mi cuerpo...
Había que trazar un plan de acción y rápido, fué tal mi desesperación que me decidí a esperar a mi contendiente en el ring... y era tal mi situación que cerré el puño y el réferi inmediatamente me agarró del brazo para evitar que le plantase un derechazo al Ecocidio que se abalanzaba sobre mí, pero cual sería mi sorpresa que con una certera patada me derriba, y me levanta para aplicarme un devastador crush....
...hecho trizas en la lona, ví pasar mi vida frente a mis ojos, pero aún no reponiéndome del impacto sobre mi columna vertical, Ecocidio me para y quiere subirme para aplicarme un segundo crush. Dicen que cuando nos encontramos en una peligrosa situación, a pesar de la debilidad en el cuerpo, la adrenalina llega como un segundo aire, y ya estando arriba, le apliqué un giro a Ecocidio que permitió bajarme de el y a la vez aventarlo hacia el otro lado de la lona, para después aplicarle la misma patada que él me puso y levantarlo y darle una sopa de su propio chocolate...
El Shagy otra vez se dirigió a calificar el castigo y ante los gemidos de Ecocidio siendo presionado por mi humanidad, se decidió a que se había acabado todo, en dos al hilo... ambos luchadores caímos desfallecidos de cansancio y nos fuimos a la lona.
De lo demás, no recuerdo bien, pero sí ví a Shaggy subiendo a las cuerdas para levantarme el brazo y el anunciador dando a conocer el público de mi victoria.
Tras bajar del ring, firmé tantos autógrafos que ya ni los pude contar. La chiquillada, esa afición a la cual dedico mis esfuerzos, estaba feliz. Yo también.
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