Ya pasó un año... volando. Tal vez el año más fabuloso de mi vida adulta, hasta el momento. Un año de muchísimos kilómetros recorridos en giras, de conocer a grandes estrellas y convivir con los que son mis ídolos, de divertir a niños y grandes con mis aventuras -y desventuras- en el ring. De portar con orgullo una máscara que para muchos niños significa mucho. De convertirme en un personaje nacido en La Paz, y con mucho orgullo defender sus recursos naturales y llevar a través de este sitio y de todos mis esfuerzos el mensaje de la conservación ecológica.
Un año que he tenido oportunidad de ayudar, y que siento que pude haber hecho más, pero que me da ánimos y bríos para entrenar, hacer gimnasio y trabajar día a día, de estudiar casos y de encontrar soluciones. Un año que tengo mucho que agradecerle a mis padres, a mis patrones, al promotor, los compañeros ya sean estrellas nacionales, regionales o locales, a los maestros que han tenido la paciencia de enseñarme el fabuloso mundo de la Lucha Libre, a los chavalos de la escuelita de lucha, caray, la verdad sea dicha soy el producto del esfuerzo y la creatividad de mucha gente, de quienes cosieron charol, piel, vinil y lycra para crear el uniforme que porto, a todos los niños que corean mi nombre cuando estoy luchando, a quienes asisten a las arenas con la intención de seguir de cerca mi desarrollo, a quienes buscan, a través de la crítica constructiva, mejorar mi desempeño, a los amigos de los medios de comunicación estatales y nacionales, soy producto definitivamente de una cadena de buena vibra y buenos deseos.
Eso me impulsa... a Luchar por tu Planeta.
¡Muchas Gracias!
